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Sonrisas que iluminan mundos sin saberlo.

Mundos



Llovían lágrimas de amor y soñaba con un momento más. Pero partió, se fue, se esfumó. Y se aleja. Se pierde entre las brumas de los recuerdos, se confunde en el matojo del pasado. Ahora eres lo mejor que le está pasando a otra persona y duele hasta en sueños. No lo entiendo. Si yo sólo quiero sentir esto un poco más. Y estar contigo. No sé qué decir. Te saludo y me hablas. Me preguntas pero no sé qué puedo decir. ¿Te estoy mintiendo? Está viniendo. El sentimiento vuelve. Sólo quiero eso. Deseo que la verdad te guste y no duela. Gritos desgarrados de ese cantante que tanto te gusta. Tu canción favorita que suena desde mi ordenador. Porque esto es amor y yo sólo quiero sentir que realmente durará para siempre. Tirada en mi cama, con una sonrisa en la cara, intentando contestar sin delatarme.

Qué largo se hace el antes. Recordar lo que me dijiste, saber que ya no lo haces. Cuánto durará. Así que lo intento. Los sueños se hacen realidad si hay una oportunidad pero yo no tengo y no da igual. Una vez creí en una noche a la luz de las velas, pero elegiste. Sonríes cómo si no pasara nada. ¿Acaso pasa? Las máscaras no caen, siguen donde siempre y no te das cuenta. No intentas moverlas. Una vez fui una princesa y tú me salvaste. Me quedé sola con mi corona y la tiré. Entiendes lo que digo, no lo que te cuento.  

Dónde quedaron los besos. El silencio entre nosotros. Piel con piel, un universo. Creería en la desilusión, pero sé que me amaste. Porque no eres de esos. No quiero recordarte. Colores imposibles en la penumbra de una habitación, como si el amor tuviera forma y quisieras modelarla para mí. No puedes. No puedo. Era nuestro. Aromas de recuerdos, igual que el incienso te pienso y me consumo. Sola en la oscuridad de la cama. Vuelve.

Una caricia lánguida. Una melodía que habla. Hicimos un mundo y lo tiramos a la basura. Dije lo que no había dicho. Tus ojos que se imaginan maravillas inalcanzables, yo que te admiro por ello. Esa mueca que haces y tu sonrisa burlona. Hablas y escucho. Atesoro lo que dices pero no lo sabes. ¿Puedo ver un poco de ti? Cuéntame en qué pensaste esta noche. Yo soñé contigo. Mírame y sonríe. Una caricia lánguida que ya no está. Me llamas por mi nombre y no deberías. Podemos hacer de esto una buena historia. Sé que no te gustan los finales tristes así que ¿a qué estás esperando?

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