Bienvenidos.

Sonrisas que iluminan mundos sin saberlo.

Confié.

Confié en ti. Pensé que te importaba. Y llegaste a importarme tanto que necesité que fuera real (en realidad, aún me importas, aún te necesito). Creí que eras mi amigo. Que te gustaba hablar conmigo, pasar tiempo conmigo. Que me querías, me apreciabas. Que te preocupaba si estaba bien o mal.  Incluso creí que te enfadarías si, no sé, alguien me trataba como tú lo hiciste. 
Ay, la ironía, ¿no?
Qué ingenua fui, qué estúpida. Amigos, tú y yo. Alguien en quien confiar, que me valore por lo que soy, que valore lo que hago. Que me tenga en cuenta. ¡Qué fe! Lo quería tanto que dejé de ver lo obvio, y ahora a la que me duele es a mí. Nuevamente, la puta historia se repite.
Joder, confié en ti, ¿vale? La gente me advirtió de cómo eras, mis amigos me dijeron que tuviera cuidado. Todo indicaba que debía alejarme pero, ¿sabes qué? Confié en ti. Pasé de todos. Te defendí, joder. Te defendí. Estabas mal y me quedé ahí contigo, apoyándote, preocupándome. Me impliqué.
Y pensé que lo agradecerías, que verías mis buenas intenciones, la parte frágil de mí. Mi lealtad. Pensé que me verías como soy y como pocas veces me muestro (débil, ingenua, insegura y confiada), que estarías conmigo y me harías sentir bien y te importaría y no me harías daño (pensé que serías mi amigo). 
Y a pesar de lo obvio, seguí dejándolo pasar. Seguí intentándolo. Seguí perdonándote. Seguí creyendo que no me habías usado cuando estabas mal para luego desecharme. Seguí mirando a la gente a la cara mientras les decía el buen tipo, el buen amigo que eras.
Hay gente a la que he fallado por tu culpa, idiota. Gente que he decepcionado por dejar mi orgullo y mi dignidad de lado para intentar darte otra y otra oportunidad. ¿Por qué tenías que darle la razón a los que preveían que algo así pasaría? ¿Por qué ahora, con tu indiferencia, sigues haciéndolo? ¿Por qué me dejaste creer que te importaba, que ibas a estar ahí? ¿Por qué?
En serio pensé que te importaba y era tan feliz de creer que podía contar contigo, que tenía un buen amigo. En serio duele tanto esta jodida hostia con la realidad. Otra más. 
Otro fallo, otra estupidez cometida, otro tambaleo que no sé si podré resistir de pie. 
La gente sigue fallándome y soy incapaz de ignorar que yo soy el factor común de esto. Soy incapaz de seguir sin cuestionarme qué hay de malo en mí. Y qué te apuestas a que tú sigues tan feliz con tu vida mientras yo me quedo derrumbada en el camino. 
Solo... si puedes, si quieres, demuéstrame que te importo, que me equivoco. No me dejes creer que esto ha sido otra mentira. No me dejes sola con el abismo, ese abismo feo y negro y doloroso que acabará por tragarse mi puto pecho. 
Confié. Confié en que esto no iba a pasar. Confié, confié, confié. 
Joder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario