Bienvenidos.

Sonrisas que iluminan mundos sin saberlo.

Qué subconsciente más extraño.

Hoy he ido al Juzgado de la Vida y le he puesto una denuncia al Amor. Nos sentamos ante el estrado y me dirige una mirada llena de rencor. Entonces nos levantamos cuando entra El Mundo bastón en mano, y después de él correteando va la señora Vida, hija suya y de la Experiencia. 

Mi defensa es el Dolor, y los testigos el Rencor, las Lágrimas y la Tristeza. Su defensa es la Satisfacción, y los testigos la Calma, la Risa y el Optimismo. No me sorprende comprobar que no soy la única en mirar a los demás con odio, porque acaba de entrar por la sala empujando con saña a aquellos que se meten en su camino. Ha venido a ver la caída de su mayor enemigo, aunque la Amistad le saluda con gran euforia, porque es amigo de todos y el bien quiere a todos los presentes en la sala.

La Paz va detrás suya, seguida de sus hijas la Bondad y la Alegría, que saludan a su tía la Calma jugando con una de sus muchas primas, la Sonrisa. Después entran alborotando la Guerra y sus queridas Ambición, Celos y Disputas, todas con un bozal en la boca y una correa en el cuello, por si acaso, pues algunos de sus bisabuelos son la Impulsividad y el Desenfreno, y su tatarabuela la Locura.

"¿Cuales son los cargos?" pregunta el Mundo, con la voz llena de certeza, gracias al regalo que una vez le hizo la Sabiduría.

"Mi cliente denuncia al Amor por hacer su vida imposible". Y la voz melancólica del Dolor llena toda la sala. 

"¡No creo que tengamos que llegar a esos extremos!" explota Alegría, siempre tan indomable.
 
El viejo Mundo suspira, pues yo sé que no es el primer ni ultimo caso parecido que ha visto. Me mira y niega con la cabeza con gran pesar, el pobre. Él que tantas cosas ha visto ya. Sería interesante mantener una conversación con aquel que alberga en sus brazos todo lo demás. Tiene que ser un peso insoportable, y seguro que desea jubilarse, pero no puede hacer algo así, o todo se vendrá abajo y su hermano el Caos gobernará con mano de hierro. Y entonces, ya no habrá Amor al que denunciar.

"Ya hemos comprobado que el Amor no tiene la culpa. Son los Celos y las Disputas, que desde que salen juntos siempre están revoloteando."

Y entonces me harto.

"No creo que existáis ninguno, en primer lugar. Sé perfectamente que esto es algo creado por mi mente para poder entretenerme."

"Desconfiada. Si acudes a nosotros es por algo. ¿Qué te crees que somos?" La voz del Odio, más fuerte y potente que la del resto se hace escuchar. 

"No sois nada.
>>¿Quién sino el hombre ha creado la Guerra y la No Guerra, que después se llamó Paz? ¿Quién sino los humanos sienten Rencor, Desconsuelo, Tristeza y derraman las Lágrimas que decís ser? ¿Quién sino las personas hablan de Amor, Bondad, Optimismo o Calma? ¿Qué sois vosotros, sino un reflejo de los Humanos?"

"¿A quién has venido a acusar entonces, niña, de hacer tu vida imposible? ¿A nosotros, que solo existimos dentro de ti, o a ti misma, por albergarnos dentro? Esta eres tú, ¡observate! Porque me has creado solo para poder decirte a ti misma que el Amor no tiene nada de malo, sino que aquello que te disgusta es el hecho de tener que sentirlo. "

Y con esa sentencia y el sonido del mazo que golpea el Mundo contra la mesa yo me despierto y me levanto de un salto. Para mí misma solo puedo decir, en un momento de confusión, "pero qué subconsciente más extraño".

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