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Sonrisas que iluminan mundos sin saberlo.

Relatos de una relación. Parte I

[1.] Recuerdo que cuando le conocí pensé que podía ser el Hijo de una Estrella. Pero no una de esas estrellas famosas, guapas y con talento. Yo me refiero a las otras estrellas: las del cielo oscuro. Las luciérnagas de la noche, de esas de las que vemos acaso un débil resplandor de todo el fulgor que desprenden en la lejanía.

Le conocí una noche de verano, en una playa vacía, muy lejos de turistas, niños o luces. El agua era fresca, la brisa suave y la luna de un blanco increíble. Yo llevaba mi cámara, y miraba hacia todas partes buscando algo que mereciera la pena plasmar.

Es bonito mirar la vida a través del objetivo de una cámara; tienes que tener una percepción especial de lo que te rodea, y a veces llegas a sentirte ingrávida sobre las cosas mundanas. Superior al dolor que se amontona en grandes montañas de cimas afiladas; lejana y ausente de las alegrías que quiebran la tierra en forma de ríos. Más allá del Más Allá que es mirar el mar inmenso extendiéndose a lo largo de todo el Mundo. Y hay que elegir qué quieres recordar: ¿la arena blanca y fría cubriendo tus pies?, ¿el agua tranquila y oscura que refleja la noche?, ¿o quizás al chico que se sienta dando la espalda a estas maravillas y mira el cielo?

Yo no lo dudé ni por un segundo.

Cuando haces una fotografía, atrapas un momento. No puedes recoger el aire, ni los pensamientos que revolotean en ese instante por tu cabeza. Por supuesto, no puedes capturar los sentimientos ni los sonidos ni los olores ni el tacto. Pero sí atrapas algo: un momento. Un momento paralizado para siempre, eterno desde que aprietas el botón. Atrapas un trocito de ti mismo, y quizá un día, si vuelves a encontrar ese momento, convoques al recuerdo o, probablemente, te cuestiones por qué la hiciste. ¿Por qué la guardaste? Y seguramente pienses en la persona que eras entonces (alguien que ya no es tú, pero forma parte de ti). Tal vez te alegres, quizás te entristezcas. Puede que no te importe. Pero aquel momento será una prueba de quién eras y adónde has llegado.

Es importante elegir bien el momento.

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